jueves, 17 de marzo de 2011

 

Tributos a Pedro infante

Año con año Pedro Infante sigue convocando gran número de fanáticos de todas las edades frente a su tumba, en el Panteón Jardín de la Ciudad de México. Entre los asisitentes hay quienes se visten como algunos de los personajes que caracterizó y se le recuerda con una misa luctuosa, guardias de honor y, por supuesto, con música y las canciones que hiciera famosas el ídolo de Guamuchil", lo que demuestra la gran penetración que aun tiene como actor y cantante en la cultura popular mexicana.

Año con año sigue convocando gran número de fanáticos de todas las edades frente a su tumba, en el Panteón Jardín de la Ciudad de México, así como en la calle 54 por 87 del centro de Mérida, Yucatán. y en la plaza Pedro Infante de las calles 62 y 91 del centro de Mérida y cuyos organizadores Marco Cua y su hija Nidia Cua Flores de Perez, Dona Isidra y los vecinos del lugar, con su propio dinero organizan emotivos eventos en donde han desfilado docenas de artistas y cuya estatua fue inaugurada allá por los setenta, transmitido en radio XEMH por Humberto Sanchez Rodriguez.

Quintín Bulnes, amigo cercano de Pedro asistió a la develacion de la estatua de Pedro Montado en su caballo En la vida real de Pedro le regalaron en Yucatan un precioso corcel.

Pedro Infante falleció al lado de sus amigos, el mecánico Marciano Bautista y el copiloto Manuel Vidal. Entre los amigos, familiares y aficionados hay quienes se visten como los personajes que caracterizó (Pedro Chávez, Pepe el Toro, Tizoc y un sinfín de émulos del mexicano bragado que simbolizó Infante) lo recuerdan año con año con una misa luctuosa, guardias de honor y, por supuesto, con música y las canciones que hiciera famosas el ídolo de Guamúchil.

Hasta hace poco se había dado como una reunión espontánea, pero para la celebración del Cincuentenario de su fallecimiento las empresas de televisión y la discográfica Warner Music organizaron un homenaje nacional con diversos eventos.

También como caso único dentro de Internet se menciona a Pedro más de 18 mil veces y sólo en los 3 programas de una hora de radio en Mérida, Yucatán La hora de Pedro Infante, Ahí Viene Martin Corona y "Chocolate Pérez" se han transmitido más de 59 mil 400 horas de musica ininterrumpidamente en especial por Grupo Rivas quien fue tan amigo Pedro de Luisito Rivas Aguilar y de Don Rafael Rivas Franco (Que En Gloria Esté) que Pedro le regaló a Luis su pistola escuadra con letras de Oro con el nombre del actor.

Se han erigido 4 estatuas en su honor. La de la ciudad de México se hizo con miles de llaves de bronce donadas por su público a un canal de televisión cuyo programa dirigía Raúl Velasco. Para la estatua de Mérida, solicitó llaves otro conductor de nombre Luis Manuel Pelayo. La tercera estatua está en su natal Mazatlan, Sinaloa.

En el Paseo de Olas Altas de Mazatlán, ciudad que le vio nacer, existe una estatua de Pedro Infante abordo de una motocicleta, en remembranza de su papel en la película A Toda Máquina (A.T.M.) con Luis Aguilar. La última está en la plaza principal de Guamúchil, su pueblo adoptivo. También bustos en varias ciudades en especial la de Plaza Garibaldi en ciudad de Mexico y en el sitio donde cayó el avión del cantante allá en Mérida, Yucatán.

                                                                                          http://www.sitesmexico.com/notas/2009/abril/pedro-infante-muerte-homenaje-postumo.htm

Cronica y curiosidades de su muerte

Corrían las 7:35 de la mañana del 15 de abril de 1957. El avión de Transportes Aéreos Mexicanos repleto de pescado del caribe iniciaba apenas su despegue. Su destino era la Ciudad de México. En él viajaban el piloto, el mecánico y un co-piloto espontáneo: Pedro Infante.
No pasaron más de 10 minutos, cuando de pronto: “Caboooooooom”. La nave se derrumbó sobre unas casas cercanas al aeropuerto de Mérida, Yucatán. Todos los tripulantes del “X B-24-D” murieron carbonizados. De paso, acabaron con la vida de dos personas a las que toneladas de pescado y el ídolo de la época, les cayó literalmente del cielo.
Pocas horas más tarde el locutor de la XEMH de Mérida, Humberto Rodríguez, anunció la noticia: “Se ha confirmado, Pedro, nuestro amado Pedro… ha muerto”.
La nota causó conmoción en todo el país. Particularmente en el Distrito Federal, donde ese día se vendieron más de medio millón de periódicos vespertinos (un número record considerando el alto índice de analfabetismo de la época). En la radio y la televisión los periodistas, varios de ellos en estado de shock, no podían ocultar su sorpresa y la propagaban. En las calles y las casas de los miles de mexicanos que adoraban a Pedro Infante, la sorpresa y el dolor no fue menor. Miles de personas abarrotaron el aeropuerto y luego la agencia Galloso para despedirse a gritos y entre tumultos del cantante. En México no se había visto nada semejante desde la muerte, en 1917, del poeta Amado Nervo. Resulta evidente que a más 50 años del fatídico accidente que acabó con la vida de Pedro Infante, la leyenda está más viva que nunca.
Como corresponde a toda leyenda, son cientos de mitos que se han construido y diseminado en torno a esta “estrella” del cine mexicano, a este ídolo de la cultura popular. Por ejemplo, todavía hay quienes dicen que quedó desfigurado por el accidente y que por ello no quiso regresar al cine; también se ha dicho que ya estaba cansado de la farándula y que lo del accidente fue un truco para exiliarse sin tener que darle explicaciones a nadie. Incluso hay quiénes todavía se hacen pasar por el “señor Infante”, como el caso de un sujeto llamado “Borjón Hurtado” a quien se le acusa de haber afirmado ser el mismísimo Pedro y haber cobrado 10,000 dólares por una presentación. Otro caso interesante es el de un impostor que intentó presentarse de manera infructuosa ante la familia Infante: “el problema es que no me reconocieron, porque estoy muy cambiado pero miren tengo la placa”.
A pesar de que era calvo, tenia diabetes y ya había tenido un previo accidente aéreo, los mitos sobre Pedro Infante son muchos. Lo interesante es que al igual que otras leyendas vivientes, como James Dean, John Lennon o Kurt Cobain, Pedro Infante simbólicamente sigue vivo y dando la cara por el estereotipo del macho mexicano, tierno pero atrabancado y mujeriego.
¿A quién no se le han puesto los ojos llorosos al escuchar ¡Torito, Torito!? ¿O quién no ha visto sus acrobacias en moto a lado de Luis Aguilar en A Toda Maquina, o mejor aun, quién no ha gozado un 1ero de enero la comedia que estelarizó con Silvia Pinal, El Inocente…? Pedro Infante vive.
                                                                              http://expressocomunicacion.espacioblog.com/post/2007/11/01/zap-n-81-lunes-16-abril-del-2007-tema-muerte-pedro
On April 15, 1957, Infante wasn't so lucky. According to Fiesta Del Mariachi, "Infante woke up early and rode his Harley Davidson motorcycle to the airport." It would be his last ride. Shortly after he crashed his plane near the city of Merida in the Mexican state of Yucatan. At quarter past eleven in the morning, the famed Mexican radio station XEW announced that Pedro Infante was dead. He was 39 and at the peak of his career. He had several more films in the works including possible appearances in American films opposite John Wayne, Joan Crawford, and Marlon Brando. Mexico was devastated. The government declared a national day of mourning. Throughout Latin America and in the Mexican-American communities in the United States, radio and television stations preempted regular programming to play day-long homages to Infante. His death was as traumatic for Mexico as the death of Princess Diana would be for Great Britain decades later. Thousands visited his body, laying a blanket of flowers and shedding a sad river of tears.
Infante left behind a very large legacy including his many films, hundreds of recordings, and large family. Each has helped keep Infante's memory and spirit alive. Compilation albums of his work continue to be released and are readily available in most major record stores. His films are in regular rotation on stations throughout Mexico and Latin America as well as on Spanish-language networks in the United States. One of his descendents living in the tequila-making state of Jalisco, Mexico, created a tequila called "Pedro Infante." Four films have been made about his life, one as recently as 1998. In 2001 acclaimed Mexican-American author Denise Chavez introduced Infante to a whole new legion of America fans when she published her novel Loving Pedro Infante. However, for Mexicans, Infante's memory need not be constantly rekindled. In Mexico, he will always remain an idol and a king, someone far more than a mere actor or singer. "For [us], Infante represented all that a Mexican should be," commented Cine Mexicano. "A respectful son, an unconditional friend, a romantic lover, and a man of his word."


Read more: Pedro Infante: 1917-1957: Actor, Singer - His Death Mourned, His Legacy Launched - Films, Mexico, Mexican, June, America, and American http://biography.jrank.org/pages/3897/Infante-Pedro-1917-1957-Actor-Singer-His-Death-Mourned-His-Legacy-Launched.html#ixzz1GstcSofk

Biografía

BIOGRAFÍA

Su nombre de pila era José Pedro Infante Cruz. Hijo de Don Delfino Infante de profesión músico y Doña Refugio de Infante. Nació el 18 de Noviembre de 1917, en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa (México), pero desde muy pequeño fue a vivir a Guamúchil, población que él siempre consideró como su tierra natal. Fue el segundo de nueve hijos. De familia muy humilde. Su padre dirigía una banda de música y seguramente su inclinación y su aptitud musical nació de esa circunstancia. En su adolescencia fue carpintero. Medía 1.77 m. de estatura y pesaba 71 Kg.

En 1928 obtuvo su primer trabajo como mandadero, más tarde conoció el oficio de carpintero y en 1932, entró a formar parte primeramente de la orquesta La Rabia, luego de la Orquesta de don Luis Ibarra y después fue líder en la Orquesta Estrella de Mazatlán, imponiéndose así su verdadera vocación.

Pedro Infante

Tuvo mucha suerte con las mujeres desde muy joven. Sin embargo se dejó seducir rápidamente por la idea del matrimonio. En 1935 contrajo esta obligación con María Luisa León, a quien Pedro le debió el impulso de su carrera, pues él quería viajar a la capitar para ingresar al Conservatorio Nacional de Música para convertirse en un gran violinista. Y María Luisa no se equivocó en la intuición que tenía de que Pedro sería un gran artista. Lamentablemente, entre más éxito fue alcanzando, mayor fue su distanciamiento hacia ella.

Pero tampoco fue fácil el camino del triunfo. Recién casado anduvo durante tres años cantando en restaurantes como músico ambulante, hasta que se presentó en la XEW y consiguió su primer contrato para cantar en la radio. Le pagaban $12.50 por cada programa. (En el momento cumbre de su vida artística cobraba $5.000.00 por una presentación). En aquella época aprendió a leer y a escribir para poder trabajar en cine.

Las primeras grabaciones que realizó Pedro Infante fueron los boleros “Guajirita” y “Te estoy queriendo” en el sello de la Víctor y “El durazno” y “Soldado raso” en Peerlees. Dejó impresas en este sello 322 canciones en 14 años en que fue su artista. Sus últimas grabaciones fueron “Ni el dinero ni nada” y “Corazón apasionado”. Cobraba entonces la suma de $15.000.00 por cada disco grabado.

Su inclusión al cine fue muy difícil por la torpeza de sus movimientos y su timidez, situaciones muy lógicas en una persona que no había tenido gran roce social. Hasta que con alguna preparación actuó en La Feria de las Flores, en el mes de junio de 1942, interpretando canciones de Chucho Monge y Manuel Esperón. La película se estrenó el 16 de enero de 1943 pero no tuvo ningún éxito.

En 1942 también filmó La Razón de la Culpa, en la cual tuvieron que doblar su voz ya que interpretaba a un español y su acento norteño no permitía darle credibilidad a su papel; justamente fue el único personaje no mexicano que él interpretó.

Finalmente en Viva mi Desgracia logró una actuación excelente y se convirtió inmediatamente en gran estrella del cine. Participó en 45 películas, la última fue Escuela de Rateros. Cobraba $400.000.00 por cada película.

Nominado por la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas como mejor actor en 1947 con la película Cuando Lloran los Valientes, en 1948 por Los Tres Huastecos, en 1953 por Un Rincón Cerca del Cielo. Finalmente logra el premio de mejor actor por su actuación en la película La Vida no Vale Nada, el 15 de junio de 1956.

Durante las grabaciones de películas no tenía ningún problema en aconsejar a los actores novatos y darle unos cuantos consejillos, como lo hizo durante el rodaje de Escuela de música en donde enseña a las muchachas que interpretaban a los miembros de una orquesta femenina dirigida por Libertad Lamarque, los trucos del play back (seguir una música previamente grabada).

Hizo una gran fortuna, la que quiso compartir con su familia pobre. Construyó una pequeña ciudad en la carretera a Toluca, la Ciudad Infante, en donde albergó un verdadero ejército de parientes. Sus gastos eran exorbitantes, firmando en los años cincuenta cerca de 50 cheques al mes para sus familiares y gastos personales. Su gran debilidad fue entonces el aprender a volar, llegando a tener su propio avión en 1951 y en el cual casi perece en un accidente al año siguiente, cuando viajaba con Lupita Torrentera, uno de sus grandes amores. Llegó a tener para el año de 1957 una compañía de aviación compuesta por 12 aparatos.

En ese mismo año filmó A toda Máquina, en donde interpretaba a un motociclista acróbata de la Dirección de Tránsito, para lo cual se rehuso a tener un doble, así que aprendió todas las acrobacias para el papel. En una de las escenas se cayó golpeándose en la cabeza, para lo cual llamaron a un doctor, Pedro se levantó diciendo que no era para tanto, que sólo tenía un chichón. Ismael Rodríguez dice al respecto: "Era muy juguetón e irresponsable, le encantaba hacerme enojar".

En 1952 encargó a Rubén Fuentes y a Alberto Cervantes (autores de "Cien Años") que compusieran una canción dedicada a Irma Dorantes, la cual se tituló "Nuestro Amor", la cual Pedro grabó el 14 de junio de 1952.

En el año 1953 inició la grabación de boleros con el respaldo del mariachi, iniciativa del compositor Rubén Fuentes. El primer bolero que grabó fue “Ni por favor”, creando el estilo del bolero ranchero, en el cual fue su máximo exponente, sin perder nunca su humildad. Luego siguieron “Cien años”, “Te vengo a buscar”, “Llegaste tarde”, “Tu vida y mi vida”, “Mira nada más”, “Qué te pasa corazón”, “Los dos perdimos”, “Tienes que pagar”, “Nuestro amor”, “Presentimiento”, “Divino tormento”, “Si tú me quisieras”, “Que murmuren”, “Grito prisionero”, “Tu amor y mi amor”, “Tú que más quieres", “Yo te quise”, “Mal correspondido” y “Flor sin retoño”.

Pedro Infante


Fue muy devoto de la Virgen de Guadalupe, por lo cual condujo el 23 de octubre de 1954 un maratón televisivo a favor de la Basílica de Guadalupe durando 30 horas cantando, charlando y presentando a otros artistas, recaudando un millón trescientos mil pesos. Y para el 10 de enero de 1955 realizó la jornada "De la Gratitud Guadalupana" repartiendo en televicentro las medallas del mismo nombre de la jornada.

El 17 de marzo de 1955 falleció su padre, Don Delfino Infante por causa de un mal cardiaco; el mundo cinematográfico acompañó a Pedro en su dolor. Diez días después, habría de nacer Irmita, la hija que tuvo con Irma Dorantes.


En 1955 hizo su debut en la XEW, en el programa Así es mi tierra, realizando un total de 24 presentaciones, de 12 que había programado inicialmente. Hizo en esta época innumerables giras al interior y al exterior, alcanzando la imagen de ídolo en casi todos los países de habla hispana.

Llegó al Perú para su gira el 8 de enero de 1957 debutando en el Teatro Porvenir, City Hall y Radio Victoria acompañado por los diez mariachis del Perla del Occidente.

Querido y admirado por miles de mujeres, tuvo un gran corazón para muchas. Pedro Infante no tomaba bebidas alcohólicas excepto como estimulante sexual: dos copitas de coñac antes de alguna cita amorosa, su afición alcohólica era puramente cinematográfica. Su debilidad hacia el sexo femenino lo llevó a ser padre de unos 20 hijos, según los datos que daba su madre. Sus grandes amores fueron Lupita Torentera e Irma Dorantes, con quien contrajo matrimonio el que fue anulado dada la legalidad que existía aun con el primero con María Luisa León. Cuando la Suprema Corte le falló la anulación de este matrimonio, Pedro tomó la determinación de viajar de Mérida a México, para negociar con María Luisa el divorcio. No consiguiendo cupo en las empresas aéreas, decidió viajar como copiloto en un avión carguero de la empresa TAMSA, de la cual era socio. Al alcanzar el avión el despegue, se fue a tierra y Pedro, El Ídolo de Guamúchil (mote por el cual era conocido), pereció con varias personas más, el 15 de abril de 1957.

Su sepelio fue una manifestación imponente de duelo. Un gran número de mariachis le cantaron en su tumba "Amorcito corazón" para despedirlo. Hasta la fecha, Pedro Infante vive en el corazón de miles de personas que continúan sintiendo con sus canciones un inmenso cariño hacia su recuerdo.

Luego de su muerte, en el Festival de Cine de Berlín ganó el Oso de Oro al mejor actor principal actuando en la película Tizoc, Ismael Rodríguez fue quien recibió el premio en su nombre anunciando que "lamentablemente él no está aquí para recoger este premio debido a que murió en un accidente aéreo" lo cual causó que el auditorio se pusiera de pie guardando un minuto de silencio en su honor.

Su muerte dejó truncados varios proyectos filmográficos al lado de figuras como la francesa Martine Carol y los norteamericanos Marlon Brando y John Derek.


recuperado de http://pedroinfante.yomarnathalia.com/pinfante/cuerpo_bio.php

Suicidios en Colombia

Un 15 de abril atípico para millones de personas.
Nunca antes, ni jamás después, tanta gente se había suicidado en un solo día.
Nada más en Colombia 20 mujeres y hombres se quitaron la vida luego de conocer la noticia.
Había nacido a las dos de una fría y lluviosa madrugada de noviembre bajo la luz mortecina de una lámpara de petróleo entre cuatro paredes de una habitación sin ventilación en una barriada pobre y olvidada.
Poco daban por él sus seres queridos, pero como había que bautizarlo de afán, antes de que se fuera para el más allá, le pusieron por nombre José Pedro.
Era un Infante con suerte aunque desde el vientre de su madre ya llevaba una Cruz entre pecho y espalda.
Era el cuarto de 14 hermanos. A los 12 años se le metió a su cuerpo de niño una polio que hizo pensar en un futuro quieto, pero su existencia física y emocional fue tan movida o más que un terremoto.
Entró a la escuela a regañadientes y cuando salió al poco tiempo se sintió feliz con el viento a su favor en el río humano de la calle, su verdadera escuela y su hogar.
Allí, Infante se untó de barro, se hizo y rehizo pueblo, ese pueblo pobre, económicamente, pero rico en sentimientos y digno.
Fue mensajero y luego carpintero y aprendió a leer y escribir a los 20 años, obligado por las circunstancias. Tenía, por un lado, que aprenderse las letras de las canciones y los libretos de sus papeles protagónicos. Por otra parte, sus amoríos lo obligaban a leer una cada vez más abundante correspondencia de sus enamoradas.
Pese a su fama de borracho, nunca probó una copa de licor, porque era diabético.
Era muy aficionado al sexo opuesto y tenía fama de andar con mujeres casadas.
Le gustaba la bandeja paisa y su pasión, aparte de las mujeres, eran las motos y los aviones.
La noche del 14 de abril, víspera de su partida sin retorno, Pedro había cantado sus dos temas preferidos: “Tú y las nubes” y “La vida no vale nada.
Temprano, en la mañana del 15, lo vieron volar sobre su moto Harley Davidson, camino del aeropuerto.
Ya en el aeroparque, Pedro bromeó con el personal en tierra antes de entrar en el viejo DC 4 de su propiedad y que pilotearía por última vez.
Ahora, sentado al mando de la aeronave, por la mente de Pedro pasaba a velocidad inimaginable la película de sus 39 años.
Allí se proyectaba la imagen de Blanca Estela, su mejor amiga, caminando con él por un parque, esa tarde dominguera, cuando se les acercó una gitana.
La mujer leyó sus manos y les pronosticó que tendrían un final envuelto en una bola de fuego.
La predicción se cumplió en menos de dos años, al menos para Blanca Estela, que, en su prisa, tomó un avión equivocado. El aparato se estrelló y explotó, y ella murió carbonizada.
Faltaba un cuarto de hora para las ocho de la mañana ese 15 de abril, una fecha como hoy.
Todo está dispuesto. La torre de control autoriza el despegue. La pista está libre, y libre el paso al más allá. Arriba, un cielo azul…esperando. Abajo, sólo recuerdos apretujados y un adiós…sin regreso.
El avión nunca ganó suficiente altura. Los motores hacían mucho ruido y despedían mucho humo. Finalmente, el aparato rozó un árbol y cayó de lado sobre un barrio, envuelto en llamas.
En tierra, Ana Ruth Rosel Chan, de 30 años, agonizaba mortalmente, mientras apretaba todavía con sus brazos el cuerpo sin vida de su hijito Raúl, de dos años y medio.
Fue un final y un comienzo. Una muerte y un parto. Se iba el hombre de carne y hueso, Pedro José Infante Cruz, y llegaba el mito, la leyenda, Pedro Infante.
Hoy, 52 años después, las causas del accidente aéreo siguen siendo un misterio.
recuperado de http://www.radiosantafe.com/2009/04/15/la-muerte-de-pedro-infante-provoco-20-suicidios-en-colombia/

La historia no contada de Pedro Infante

Sentado en su oficina, desde donde dirige el grupo radiofónico más antiguo e importante del sureste de México, Luis Alberto Rivas Aguilar emprende un viaje por el túnel del tiempo hacia un capítulo que marcó su larga y pródiga carrera: la muerte de Pedro Infante.

Enclavada en pleno centro de la ciudad que adoptó como suyo al más famoso de los sinaloenses, la dirección general del consorcio radiofónico Grupo Rivas muestra en sus paredes imágenes del propio Rivas Aguilar con sus hijos Rafael, Luis Alberto y Gabriel, así como de músicos y cantantes.

Entre ellos figuran Armando Manzanero, Pastor Cervera, Guty Cárdenas y Pedro Infante, "un niño grande, bromista, mujeriego y sumamente generoso", según Rivas Aguilar.

"Aquel 15 de abril de 1957 mi papá, Rafael Rivas Franco (ya fallecido) recibió el aviso de que un avión de Mexicana de Aviación había caído cerca del centro y dejé la cabina para agarrar rollos de cinta e ir al sitio donde lo que en realidad cayó era un avión de TAMSA (Transportes Aéreos Mexicanos, S.A.)", puntualizó.

"Con el apoyo del `Chief" Sarlat (un publicista de la época) y su carro de la Pepsicola en forma de bala que pasaba películas en las colonias, gracias a una planta propia de electricidad, grabé lo que ocurría en cintas que eran llevadas por un policía a la estación de radio para transmitir a todo Mérida a través de la XEFC, en una época en la que no habían microondas y mucho menos celulares", manifestó.

Entre olor a quemado, árboles con pescados en vez de frutos y rollos de tela colgando de sus ramas, Rivas Aguilar, quien un día después cumpliría 23 años de existencia, veía concluida de manera estrepitosa la de un hombre con el que si bien no tuvo amistad, sí guardó una relación cercana por circunstancias de la vida.

Dijo que tras confirmarse el deceso de Infante, su padre llamó de inmediato a la estación capitalina XEW, "La Voz de América Latina desde México", donde tenía a sus amigos, paisanos y ex colaboradores, Ramiro Gamboa "Tío Gamboín" y Ricardo López Méndez "El Vate", primero en enterarse de lo ocurrido en la capital mexicana.

Acto seguido, prosiguió, otro yucateco, Raúl Cáceres, transmitió la noticia en la Ciudad de México generando una auténtica conmoción. Poco después les enviamos en un avión de Mexicana las cintas grabadas, vuelo que Infante originalmente tomaría y que desechó, por lo cual le costó la vida.

De acuerdo con este hombre de radio, ya en México el talento de un ingeniero de la XEW permitió, "mediante un artilugio, echar a andar las cintas", pues fueron grabadas con un voltaje de 220 cuando en México se usaba uno de 110, en una época en la que el fluido eléctrico no era homogéneo en el país.

¨Por qué no tomó el vuelo de Mexicana?, se le preguntó respecto al cambio de planes de Infante sobre su viaje de ese día a México.

"Lo que ocurrió es que se enteró del veredicto de un asunto legal que traía y que invalidó su matrimonio con Irma Dorantes y refrendaba el que contrajo anteriormente con María Luisa León, por lo que cayó en el delito de bigamia que a su vez le generó una orden de aprehensión en su contra."

Rivas Aguilar añadió que Infante, sabiéndose dueño de magníficas relaciones, pretendió llegar de manera inmediata a la capital para arreglar su situación sin saber que tomó el avión equivocado.

De hecho, recordó, era una especie de comandante honorario de la Policía de la Ciudad de México, tras su participación en el filme "A toda máquina" y pensaba que podía ingeniárselas para revertir esa orden de arresto.

Ese día, a los 39 años, llegó a su fin la vida de quien años antes arribó a Mérida, donde decidió quedarse tras cultivar una gran amistad con el empresario de la aviación Julián Villarreal, quien era camarada del padre del entrevistado, Rafael Rivas Franco.

Julián Villarreal, quien construyó la casa que años después sería de Infante y donde primero fue velado antes de ser llevado a la Ciudad de México, recibió en su hogar a

Pedro, con quien en sociedad constituiría TAMSA, recordó el empresario radiofónico. Llevaban pasajeros de Mérida a Cozumel, Chetumal y también carga a México con escalas en Villahermosa y Veracruz, y Pedro varias veces fue el piloto, añadió.

"Incluso, cuando había turbulencia se ponía a cantar en el micrófono para calmar a la gente, era muy juguetón, parecía un niño.

"De la casa de don Julián, que vivía en la calle 62 (centro), Pedro caminaba unos metros para ir a la estación XEME de don Perfecto Villamil, y también iba a la XEFC nuestra o a la XEMQ, de Lázaro Achurra, para promover sus discos con los locutores yucatecos, muchos de ellos se convirtieron en sus compadres.

"En nuestro caso, venía a veces a este edificio, que era la casa familiar, por mi hermano Rafael, amigo del `Pelón" Villarreal, hijo de don Julián y los llevaba a la escuela, pero un día se echó la puntada de llevárselos de pinta a Cozumel", sonrió.

Esa ocasión, luego del mediodía, Rafael no llegaba a la casa, y mi papá se preocupó mucho, pero ya en la tarde recibió una llamada de don Julián quien le informó que Pedro se los llevó de paseo a Cozumel en su avión y que en breve retornaría.

De acuerdo con el entrevistado, luego de que Pedro le entregó a Rafael a su papá sano, salvo y contento en la puerta de la casa, los buenos modos de su progenitor desaparecieron, "y sólo vi pasar corriendo a mi hermano esquivando el cinturón de mi papá", sonrió al recordar la escena. 



Recuperado de http://www.terra.com.mx/cine/articulo/263846/La+historia+no+contada+de+Pedro+Infante.htm