jueves, 17 de marzo de 2011

La historia no contada de Pedro Infante

Sentado en su oficina, desde donde dirige el grupo radiofónico más antiguo e importante del sureste de México, Luis Alberto Rivas Aguilar emprende un viaje por el túnel del tiempo hacia un capítulo que marcó su larga y pródiga carrera: la muerte de Pedro Infante.

Enclavada en pleno centro de la ciudad que adoptó como suyo al más famoso de los sinaloenses, la dirección general del consorcio radiofónico Grupo Rivas muestra en sus paredes imágenes del propio Rivas Aguilar con sus hijos Rafael, Luis Alberto y Gabriel, así como de músicos y cantantes.

Entre ellos figuran Armando Manzanero, Pastor Cervera, Guty Cárdenas y Pedro Infante, "un niño grande, bromista, mujeriego y sumamente generoso", según Rivas Aguilar.

"Aquel 15 de abril de 1957 mi papá, Rafael Rivas Franco (ya fallecido) recibió el aviso de que un avión de Mexicana de Aviación había caído cerca del centro y dejé la cabina para agarrar rollos de cinta e ir al sitio donde lo que en realidad cayó era un avión de TAMSA (Transportes Aéreos Mexicanos, S.A.)", puntualizó.

"Con el apoyo del `Chief" Sarlat (un publicista de la época) y su carro de la Pepsicola en forma de bala que pasaba películas en las colonias, gracias a una planta propia de electricidad, grabé lo que ocurría en cintas que eran llevadas por un policía a la estación de radio para transmitir a todo Mérida a través de la XEFC, en una época en la que no habían microondas y mucho menos celulares", manifestó.

Entre olor a quemado, árboles con pescados en vez de frutos y rollos de tela colgando de sus ramas, Rivas Aguilar, quien un día después cumpliría 23 años de existencia, veía concluida de manera estrepitosa la de un hombre con el que si bien no tuvo amistad, sí guardó una relación cercana por circunstancias de la vida.

Dijo que tras confirmarse el deceso de Infante, su padre llamó de inmediato a la estación capitalina XEW, "La Voz de América Latina desde México", donde tenía a sus amigos, paisanos y ex colaboradores, Ramiro Gamboa "Tío Gamboín" y Ricardo López Méndez "El Vate", primero en enterarse de lo ocurrido en la capital mexicana.

Acto seguido, prosiguió, otro yucateco, Raúl Cáceres, transmitió la noticia en la Ciudad de México generando una auténtica conmoción. Poco después les enviamos en un avión de Mexicana las cintas grabadas, vuelo que Infante originalmente tomaría y que desechó, por lo cual le costó la vida.

De acuerdo con este hombre de radio, ya en México el talento de un ingeniero de la XEW permitió, "mediante un artilugio, echar a andar las cintas", pues fueron grabadas con un voltaje de 220 cuando en México se usaba uno de 110, en una época en la que el fluido eléctrico no era homogéneo en el país.

¨Por qué no tomó el vuelo de Mexicana?, se le preguntó respecto al cambio de planes de Infante sobre su viaje de ese día a México.

"Lo que ocurrió es que se enteró del veredicto de un asunto legal que traía y que invalidó su matrimonio con Irma Dorantes y refrendaba el que contrajo anteriormente con María Luisa León, por lo que cayó en el delito de bigamia que a su vez le generó una orden de aprehensión en su contra."

Rivas Aguilar añadió que Infante, sabiéndose dueño de magníficas relaciones, pretendió llegar de manera inmediata a la capital para arreglar su situación sin saber que tomó el avión equivocado.

De hecho, recordó, era una especie de comandante honorario de la Policía de la Ciudad de México, tras su participación en el filme "A toda máquina" y pensaba que podía ingeniárselas para revertir esa orden de arresto.

Ese día, a los 39 años, llegó a su fin la vida de quien años antes arribó a Mérida, donde decidió quedarse tras cultivar una gran amistad con el empresario de la aviación Julián Villarreal, quien era camarada del padre del entrevistado, Rafael Rivas Franco.

Julián Villarreal, quien construyó la casa que años después sería de Infante y donde primero fue velado antes de ser llevado a la Ciudad de México, recibió en su hogar a

Pedro, con quien en sociedad constituiría TAMSA, recordó el empresario radiofónico. Llevaban pasajeros de Mérida a Cozumel, Chetumal y también carga a México con escalas en Villahermosa y Veracruz, y Pedro varias veces fue el piloto, añadió.

"Incluso, cuando había turbulencia se ponía a cantar en el micrófono para calmar a la gente, era muy juguetón, parecía un niño.

"De la casa de don Julián, que vivía en la calle 62 (centro), Pedro caminaba unos metros para ir a la estación XEME de don Perfecto Villamil, y también iba a la XEFC nuestra o a la XEMQ, de Lázaro Achurra, para promover sus discos con los locutores yucatecos, muchos de ellos se convirtieron en sus compadres.

"En nuestro caso, venía a veces a este edificio, que era la casa familiar, por mi hermano Rafael, amigo del `Pelón" Villarreal, hijo de don Julián y los llevaba a la escuela, pero un día se echó la puntada de llevárselos de pinta a Cozumel", sonrió.

Esa ocasión, luego del mediodía, Rafael no llegaba a la casa, y mi papá se preocupó mucho, pero ya en la tarde recibió una llamada de don Julián quien le informó que Pedro se los llevó de paseo a Cozumel en su avión y que en breve retornaría.

De acuerdo con el entrevistado, luego de que Pedro le entregó a Rafael a su papá sano, salvo y contento en la puerta de la casa, los buenos modos de su progenitor desaparecieron, "y sólo vi pasar corriendo a mi hermano esquivando el cinturón de mi papá", sonrió al recordar la escena. 



Recuperado de http://www.terra.com.mx/cine/articulo/263846/La+historia+no+contada+de+Pedro+Infante.htm

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